Hoy, 2 de Abril, es el Día Mundial de la Concienciación del Autismo, así que me sumo al objetivo escribiendo este post 🙂
Para ello, basándome en los textos de Ángel Rivière y añadiendo algún que otro toque personal, os dejo una serie de claves para entender a las personas con esta forma particular de experimentar la vida:
- Necesito un mundo estructurado y predecible, en el que sea posible anticipar lo que va a suceder.
- Evita, sobre todo al principio, los ambientes bulliciosos, caóticos, excesivamente complejos e hiperestimulantes.
- Evalúa objetivamente mis capacidades y actúa en consecuencia. No me juzgues por mi aspecto o conducta.
- Interactúa conmigo de forma clara y comprensible para mi; no esperes a mis iniciativas.
- Utiliza señales claras para comunicarte conmigo: no emplees en exceso el lenguaje y usa gestos evidentes para que pueda entender lo que me pides.
- Utiliza códigos viso-espaciales para enseñarme o hacerme entender las cosas. Por ejemplo, pictogramas que muestran lo que se va a hacer.
- Proporcióname medios para comunicarme: movimientos, gestos, signos y no necesariamente palabras. Dominar un signo, un solo signo, puede cambiar mi vida por completo.
- No respetes mi soledad. Procura atraerme con suavidad a las interacciones con las personas, y ayudarme a participar en ellas.
- Mis alteraciones de conducta no son contra ti, no interpretes que tengo malas intenciones.
- Intenta entender la lógica incluso de mis conductas más extrañas. Lo que hago no es absurdo, aunque no sea necesariamente positivo.
- Para ayudarme tienes que observar mis motivaciones espontáneas. Hay muchas cosas que me gustan… ¡descúbrelas!
- Enfoca la educación y el tratamiento en términos positivos: si quieres eliminar mis conductas disfuncionales, sustitúyelas por otras funcionales.
- Pon límites a mis rituales o conductas negativas. Así me ayudas a saber que existes y que existo.
- Si quieres que aprenda, proporcióname experiencias de aprendizaje sin errores, y no por ensayo y error.
- Pero, ¡ojo! Evita las ayudas excesivas… No me robes la posibilidad de aprender.
- Enséñame actividades que tengan algún sentido en mi trayectoria personal, es decir, que sean útiles para mi desempeño diario.
- Mis dificultades se mejoran sobre todo con la educación. Evita excesos farmacológicos.
- No me compares constantemente con otras personas. Mi desarrollo sigue un camino distinto y quizás más lento, pero no quiere decir que no se produzca. Si vas a compararme, hazlo conmigo mismo y… ¡valora mis avances!
- Y lo más importante: mi definición personal no es «autista». Soy niño/a, adolescente o adulto, y al igual que todas las personas, tengo debilidades y fortalezas. Valórame por quien soy, no me etiquetes.



